Raramente los adolescentes solemos pasar días enteros con nuestra familia, aún recuerdo cuando tenía 6 o 7 años y me iba a pasear con mi padre durante todo el día, hoy ya no es así.
La pregunta que cruza mi mente al darme cuenta de aquello es, por qué?
Simplemente debe ser en el cambio de personalidad que sufrimos los jóvenes, la búsqueda de identidad que muchas veces los mayores no entienden, hoy sin embargo, fue un día distinto y mi familia comprendió el hecho de que tengo gustos diferentes y que no temo al que dirán las demás personas.
Hemos compartido opiniones y hemos podido entablar una larga conversación sin tener que entrar en debatir en lo que piensa cada uno.
He aprendido a ceder un poco, no siempre es bueno el ser soberbio.